En 2006 se produjo la primera intervención kirchnerista en el negocio de la carne vacuna. En marzo de ese año el ex presidente Néstor Kirchner decidió suspender las exportaciones. Desde entonces, se le explicó a los políticos que siguieron los perjuicios que traen aparejadas tales medidas, que con bemoles continuaron hasta fines de 2023. Pero muchos gobernantes hicieron oídos sordos. Mientras tanto los privados hicieron malabares para sobrevivir.
El nuevo gobierno de Javier Milei “prohibió prohibir” las exportaciones de todo tipo, y eso fue bien recibido en el sector agropecuario. Hoy, más allá de los problemas de competitividad, está todo liberado. “Lo que producís lo vendes”, resumió un empresario del sector.
Pero tantos años de intervención negativa en el mercado de la carne siguen causando daños. Una nueva víctima de esta mala política ha sido el frigorífico Black Bamboo, ubicado en Hughes, Santa Fe, y orientado netamente a la exportación.
Black Bamboo pertenece actualmente a un fondo de inversión de Hong Kong, que lo compró en 2016 y hasta el año 2022 lo puso en valor realizando inversiones significativas en la ampliación de infraestructura, en procesos y en la organización.
Hoy cuenta con una capacidad de faena de 650 animales por día, y la posibilidad de expandirse a 950 animales por día si se le hacen algunas otras inversiones en el proceso productivo.
A partir del año 2022, a raíz de las políticas gubernamentales restrictivas para la industria, (cupos, cepos, cortes prohibidos, obligaciones de atender mercado doméstico, precios sugeridos, tipos de cambio atrasado, etcétera), ese fondo tomó la decisión de retirarse de América Latina y poner en venta sus activos.
En la historia de Black Bamboo hay responsabilidades más precisas. Durante el año 2023, la Aduana realizo varias investigaciones y suspensiones de matrículas en la industria frigorífica. En ese contexto, en septiembre de ese año la empresa también sufrió por parte de la Aduana la suspensión de su matrícula para exportar, ante la sospecha de irregularidades nunca bien explicadas por las autoridades.
Desde la empresa dijeron que todos los requerimientos realizados por dicho organismo fueron cumplidos en tiempo y forma. Y que así demostraron al ente que todas las imputaciones eran incorrectas. “Había desde direcciones erróneas de nuestros clientes hasta error en los campos seleccionados en las interfases de sistemas para verificación de comprobantes electrónicos con dicho organismo”, informaron fuentes desde la compañía. La suspensión fue levantada sin consecuencias para la empresa.
Sin embargo, aquella “suspensión preventiva” en el caso Black Bamboo se extendió por 45 días corridos, y provocó una cantidad de daños colaterales en diferentes aspectos de la actividad, como la imposibilidad de continuar con las actividades de exportación durante ese tiempo, las dudas sembradas entre sus principales clientes y proveedores acerca de la continuidad de la operación, y la disminución del crédito operativo para capital de trabajo. Todo esto afectó el flujo económico-financiero de la empresa de manera notoria.
Adicionalmente la incertidumbre que generó el proceso electoral imposibilitó la rápida recuperación de la compañía.
Todo esto llevó a que los propietarios chinos de la planta exportadora de Hughes perdieran total interés. Se aceleró la decisión del accionista de retirarse del mercado argentino (que justamente tiene 75% de sus exportaciones orientadas hacia China), que resolvió dejar de financiar el funcionamiento del establecimiento.
La empresa tiene más de 550 empleados, además de productores proveedores de hacienda y clientes en el extranjero que están a la espera de que se concrete su venta, ya que los inversores chinos perdieron todo interés en el negocio de la carne vacuna en el país porque se cansaron de los manoseos de la política.
Según pudo determinar Bichos de Campo, la planta está en venta desde hace unos meses. Un grupo empresario argentino importante ra realizó una oferta de compra, pero adicionalmente se recibieron ofertas de grupos internacionales, y el accionista, con base en Hong Kong, está en proceso de evaluación de todas las propuestas recibidas hasta el momento.
Según fuentes del mercado de la carne, la planta podría facturar más de 130 millones de dólares anuales. El valor de una planta de este tipo, en mercados sin intervenciones, puede oscilar entre 25 y 30 millones de dólares.
Ese frigorífico es toda una tentación para los que están en el negocio de la carne, ya que es una planta moderna con 130 mercados habilitados para exportar, aunque sus principales destinos son China y el mercado Kosher, al que llega desde más de 180 tiendas de atención al público. También exporta cortes Hilton a la Unión Europea. El año pasado además recibió la autorización para exportar a Estados Unidos y Chile.
“Creemos firmemente que, habiendo seleccionado al comprador, este último tendrá como objetivo la estabilización de la planta, las inversiones productivas en áreas claves para mejorar la eficiencia y la ampliación de la planta en un futuro cercano. El proceso no solo asegurará las fuentes de trabajo, sino que además se podrán concretar más oportunidades para el conjunto de empleados, productores, proveedores y clientes”, informaron fuentes de la empresa tratando de llevar tranquilidad sobre todo a los empleados.
Fuente: Bichos de Campo