Garrapatas: un enemigo silencioso que exige estrategia, diagnóstico y trabajo en equipo

La productividad y la salud del ganado, sobre todo en las regiones del NEA y NOA, se enfrentan a la amenaza constante de la garrapata común del bovino (Rhipicephalus microplus). Se trata del ectoparásito externo más relevante de la ganadería argentina, que afecta principalmente a los bovinos y también puede parasitar a otros mamíferos domésticos y silvestres. Su distribución abarca casi todas las regiones ganaderas de clima templado, subtropical y tropical del mundo.

Una alta carga parasitaria impacta directamente en la ganancia de pesola condición corporal, la fertilidad y la producción de lecheafectando de forma indirecta el desarrollo de los terneros.

Además, genera traumas en la piel que pueden derivar en miasis “bicheras” y, en los casos más graves, provocar mortandad por enfermedades transmitidas por este parásito, como Babesiosis y Anaplasmosis, conocidas en conjunto como complejo tristeza bovina. Implementar estrategias de control, iniciando con un correcto diagnóstico son claves para alcanzar el éxito terapéutico.El correcto diagnóstico, sumado al manejo del ambiente y la rotación de principios activos, es clave para un control eficaz y sostenible.El correcto diagnóstico, sumado al manejo del ambiente y la rotación de principios activos, es clave para un control eficaz y sostenible.

En las últimas décadas, el uso intensivo y repetido de acaricidas ha provocado un fenómeno alarmante: la aparición de resistencia en las garrapatas. Décadas de uso intensivo y repetido de estos productos crearon un escenario complejo que ya genera graves consecuencias.

La primera señal de alarma oficial en Argentina llegó en 2011, con la confirmación de resistencia al amitraz en Corrientes. Desde entonces, los fracasos terapéuticos en campo no han dejado de escalar comprometiendo el bienestar animal y la productividad.

Hoy, el alcance del problema es masivo, la garrapata está presente en 12 provincias argentinas, afectando a más de 16 millones de bovinos y provocando pérdidas estimadas en 200 millones de dólares anuales, una cifra que subraya la magnitud de esta amenaza silenciosa.

Frente a este panorama, el control de la garrapata, y de las enfermedades que transmite, exige una estrategia integral, no alcanza con solo aplicar productos. La premisa es clara: sin un diagnóstico preciso no hay estrategia, y sin una estrategia bien definida, el control duradero es una utopía.

Una herramienta clave es el test de sensibilidad a acaricidas, que permite identificar el perfil de resistencia de la población de garrapatas en cada establecimiento. A partir de esos resultados, se puede diseñar un plan racional y eficaz, seleccionando principios activos que aún conserven eficacia.La lucha contra la garrapata no se libra solo sobre el bovino. Es crucial entender su ciclo de vida.La lucha contra la garrapata no se libra solo sobre el bovino. Es crucial entender su ciclo de vida.

La lucha contra la garrapata no se libra solo sobre el bovino. Es crucial entender su ciclo de vida: apenas el 5% del parásito se encuentra en el animal, mientras que el 95% restante se desarrolla en el ambiente.

Ignorar la fase ambiental es un error costoso. Cualquier plan efectivo debe ir más allá de los tratamientos directos y obligatoriamente incluir un manejo ambiental riguroso. Solo así se podrá romper el ciclo de vida del parásito y lograr un control duradero.

Entre las prácticas recomendadas se destacan: correcto uso de los productos, volver a la práctica de horquillar los animales que pasan por los baños de inmersión, vacío sanitario de potreros (mínimo seis meses) para bajar las cargas parasitarias, rotación y planificación de cargas de animales, control de alambrados lindantes e internos para evitar el pasaje de animales sin tratamiento, y acciones que reduzcan la infestación ambiental, como la implementación de pasturas y labores agrícolas en los campos.

Además, es clave definir una estrategia anual de entre cuatro y cinco tratamientos estratégicos, rotando principios activos y respetando los períodos de carencia en carne y leche, en función del destino productivo: recría, engorde o faena.

En un contexto donde los márgenes de la ganadería son cada vez más ajustados, esta problemática es una advertencia, pero también una oportunidad. Advertencia, porque los tratamientos que antes funcionaban hoy comienzan a fallar. Oportunidad, porque es el momento de cambiar el enfoque: con más diagnóstico, rotación de productos, capacitación y trabajo articulado.

El control de las garrapatas sin dudas exige estrategias de innovación y colaboración. Hoy en día, controlar la garrapata bovina significa anticiparse, planificar y asumir una realidad crucial: sin un diagnóstico preciso y un manejo estratégico, las soluciones sanitarias pueden, paradójicamente, convertirse en parte del problema.

Solo a través de una estrategia coordinada, un diagnóstico riguroso y un verdadero trabajo en equipo, se puede enfrentar esta problemática que continúa desafiando la productividad y el bienestar de los rodeos argentinos.

Fuente Clarín

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