El consultor Juan Elizalde avisó que, si finalmente arranca la retención de hembras, habrá más tensión en el mercado ganadero en 2026

Los precios de la hacienda vacuna aumentan todas las semanas y muchos creen que todavía no llegaron a su techo, porque se vivirán meses de escasez tanto del ganado para faena como de los terneros para la cría.

No hay suficientes terneros para aprovechar el pasto que brotó este año, la relación maíz/carne es conveniente. Además hay una gran demanda local y mundial de carne, que los frigoríficos necesitan atender para seguir haciendo funcionar sus fábricas.

El consultor Juan Elizalde, en este contexto, analizó lo que está pasando y resaltó que a pesar de este escenario no todos los ganaderos pueden aprovechar la bonanza de precios.

“Esta coyuntura favorece a quienes estaban en condiciones de aprovecharla.  Los que venían trabajando bien, con estrategias para diluir los gastos, hoy están cosechando los beneficios de esa planificación. No es que la hayan visto, sino que apostaron por la eficiencia hace al menos dos añosm cuando nadie suponía que se iba a dar esta situación, y salieron beneficiados”, indicó.

El consultor dijo que esos ganaderos que hicieron bien sus planteos son los que están haciendo la mayor diferencia porque los costos, si bien aumentaron menos que los precios del ganado, en algunos casos tuvieron subas significativas, como por caso para con los alquileres.

“No basta con vender un ternero a un buen precio si después los costos de producción te comen toda esa ganancia”, afirmó Elizalde. Luego explicó que “el problema está en que muchos productores, si producen 60 kilos de carne por hectárea y pagan alquileres de 65 kilos, no logran aprovechar esa valorización de la hacienda, porque todo se les va en los costos, y en realidad no terminan ganando”.

Aún así las cuentas dan bien incluso para aquellos que no hicieron la misma apuesta productiva. Producir un kilo de carne en un sistema de cría con pasturas en zonas menos productivas cuesta en promedio unos 1400 a 1500 pesos, mientras que en corral el costo puede superar los 2500 pesos por kilo terminado, cuando el valor de venta supera los 4000 pesos el kilo vivo.

La diferencia está más clara en la producción de pasturas y pasa por la semilla, fertilizantes y laboreo, que en estos momentos no presentan incrementos tan pronunciados, “aunque sí hay un aumento en los gastos por estructura, mano de obra e impuestos”.

Para revertir esa situación, Juan aconsejó aumentar la carga en los campos y mejorar las bases forrajeras, de modo de incrementar la producción de carne por hectárea.

“Si en lugar de 60 kilos por hectárea, producimos 180 kilos, esa misma superficie será mucho más rentable, y así se aprovechan mejor los precios en alza”, explicó.

En ese contexto, remarcó que la situación favorable en los precios podría extenderse por unos tres a cuatro años, siempre y cuando los productores puedan mantener el ritmo de recomposición de stock a través de la retención de terneras.

“Todavía no hay indicadores que den cuenta de retención de hembras”, advirtió. En efecto, cayó ese año la faena de vacas por la mejor preñez pero subió fuerte la de vaquillonas, porque los criadores capturaron los buenos precios que pagaron los matarifes, los frigoríficos de consumo que engordan a corral y productores que hacen la terminación en ese sistema.

Así las cosas la faena de hembras ronda el 48%. No hay liquidación pero claramente tampoco retención.

Retener hembras implica un desembolso de dinero importante, o perderse de una muy buena venta. Hoy una ternera vale al menos 1 millón de pesos, y más también.

Si se busca una vaca con el ternero al pie usada el desembolso es de 2 a 2,5 millones de pesos. Y si la vaca en nueva de hasta 3 millones de pesos.

“Algunos productores ya están avanzando en esta estrategia, pero la realidad es que aún no estamos en una situación de retención masiva. Si llega a ocurrir, la oferta de terneras en el mercado disminuir, y eso generará una presión alcista en los precios”, analizó Elizalde.

Algunos analistas esperan una caída importante en la faena de animales el año que viene. El consultor Víctor Tonelli dijo que se achicaría en 1 millón de animales.

“Cuando se saque un millón de terneras para que sean madres, habrá un menor volumen de animales para faena en los próximos años, y eso puede traducirse en una tensión mayor en los precios”, analizó Elizalde. Por eso consideró que “el productor debe tener una estrategia clara y no que arranque en el medio del ciclo, porque en los momentos de alta ya se termina gran parte de la oportunidades”, recomendó.

Para Elizalde, el período que se abre en la ganadería argentina parece durar entre tres y cuatro años, dado que la recomposición del stock, vía retención de terneras, será un proceso lento y complejo.

Fuente Bichos de Campo

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